jueves, 13 de octubre de 2011

ARGENTINA: JULIO A. ROCA LA HISTORIA DE UN GENOCIDA

¡Chau Roca!
 iniciativa del escritor Osvaldo Bayer
en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires 
-21 de Mayo de 2012-


Osvaldo Bayer, historiador, escritor y luchador argentino, 


Sigue siendo un referente en la lucha de los Pueblos Originarios, y el desenmascaramiento de figuras históricas como genocidas
Desmonumentemos 


a Roca
Por Osvaldo Bayer

Como Ciudadanos, de una Democracia, no debemos soportar un Monumento a un Genocida como el Gral. J. A. Roca. Ese Monumento fue inaugurado por un Gobierno; No Democrático, en la Década Infame e inspirado, por el hijo de ese genocida que era el Dr. Roca, elegido por el denominado Fraude Patriótico.
El Gral. J. A. Roca fue un asesino de miles de miembros de Pueblos Originarios, para dar esas enormes Pampas, a los miembros de la Sociedad Rural. Además aprobó la Ley de Residencia, por la cual se expulsó a miles de obreros italianos y españoles que luchaban por las 8 horas de trabajo y como si fuera poco fue Autor de la primera Represión contra un Acto Obrero el 1 de Mayo de 1904, donde murió el primer mártir del Movimiento Obrero Argentino, el marinero Juan Ocampo. Por eso "Desmonumentemos a Roca".
Los convoco a que le demos sentido y contenido a todo lo que puede significar para Ustedes DESMONUMENTAR.
Comenzamos con Roca y seguiremos con el resto de los genocidas. Nos espera una larga tarea desmonumentadora por delante

Tarea Desmonumentadora:
Esta tarea "desmonumentadora" no tiene sólo por objeto colocar las cosas en su lugar sino también evitar que el conjunto de la sociedad siga repitiendo el discurso pseudo histórico sobre el que se construyó parte de la historia indígena del País.
Quizá una tarea desmonumentadora sea que los Pueblos Originarios puedan ser parte de la construcción de un proyecto político de País.


Para dejar en claro la mentalidad racista y egoísta de la campaña de Roca, bastaleer el siguiente artículo del diario La Prensa del 16/10/1878, que representa elmodo de pensar de la alta sociedad argentina, de los altos jefes del ejército y de lospolíticos del poder. Dice así: “La conquista es santa; porque el conquistador es el Bien y el conquistado, el Mal. Siendo Santa la conquista de la Pampa, carguémosle a ella los gastos que demanda, ejercitando el derecho legítimo del conquistador" (del libro: Historia de la Crueldad Argentina) http://desmonumentemosaroca.blogspot.com/


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Miércoles 09 de Mayo de2012
Buenos Aires - Argentina 
Retoman la campaña para el traslado del monumento a Roca
La idea de trasladar el monumento a Julio Argentino Roca, que se levanta a una cuadra de la Plaza de Mayo, tomó un nuevo impulso en la Legislatura porteña con la presentación de tres proyectos para el retiro de esa estatua. Las iniciativas fueron respaldados por el historiador Osvaldo Bayer, al argumentar que Roca "fue un genocida" que lideró la Campaña del Desierto y mató a cientos de miles de pobladores originarios
Por Valeria Azerrat
La iniciativa del traslado surge de un proyecto impulsado en 2005 en el Parlamento y fue retomada por los legisladores María Rachid (Frente para el Victoria), Alejandro Bodart (MST-Proyecto Sur) y Fernando Sánchez (Coalición Cívica). 

En los diferentes textos en análisis, la propuesta está acompañada también por un planteo para cambiar el nombre a la avenida Julio Argentino Roca, más conocida como Diagonal Sur, sobre la cual se levanta la polémica estatua en la intersección con Perú. 

El monumento, que exhibe en lo alto del pedestal de granito la figura del general, fue inaugurado durante la Década Infame cuando la presidencia del país estaba a cargo de Agustín Pedro Justo y la vicepresidencia por Julio Argentino Roca hijo, quien se cree que fue principal promotor de colocación de la estructura. 

Hace años, la obra del uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín exhibe manchas de tinta roja que representan "la sangre derramada" de los pueblos originarios durante la Campaña del Desierto. 

Las iniciativas parlamentarias buscan que la estructura sea trasladada a la estancia "La Larga", que pertenece a los bisnietos de Roca y que está situada en la localidad bonaerense de Daireaux. 

Asimismo, la idea es que en ese lugar se instale un monumento en homenaje a la Mujer Originaria. 

Para ello, desde hace años, distintas organizaciones sociales mantienen una campaña de recolección de llaves de bronce que servirán para la obra que está a cargo del artista Andrés Zerneri, quien trabaja en ello en un espacio en la ex ESMA. 

"Roca no fue ningún héroe, fue un genocida, siempre decía que había que exterminar a los habitantes originarios, a quienes llamaba `salvajes y bárbaros´, y con el financiamiento de la Sociedad Rural, tomó más de 40 millones de hectáreas del sur y las repartió entre 1800 estancieros", dijo a Télam Osvaldo Bayer, quien planteó hace años el proyecto del traslado en la Legislatura, pero que no obtuvo apoyo del PRO. 

Para Bayer, esta falta de respaldo ocurre porque "la gente de derecha quiere que el monumento esté allí porque para los que representan a la clase alta lo que hizo Roca estuvo bien"

El escritor aseguró que "Roca reimplantó en 1879 la esclavitud, ordenó la represión a la movilización obrera del 1 de mayo de 1904 y fue el autor de la ley 4144 por la cual se expulsaba a todo extranjero que perturbara el orden y que apuntó a obreros que defendían la jornada de trabajo de ocho horas". 

En rigor, entre los proyectos en la Legislatura figura el de la diputada kirchnerista María Rachid, quien argumentó el pedido para el traslado en que "como la historia la escriben los que ganan, ya es tiempo de darle voz a quienes fueron acallados violentamente y dar a conocer la verdadera historia". 

Se trata de "contribuir a que las futuras generaciones conozcan la verdadera historia y a la reparación simbólica debida durante siglos a los pueblos originarios de estas tierras", agregó la legisladora. 

Por su parte, Bodart sostuvo que el retiro del monumento es "una deuda con los derechos humanos. Hay un anhelo popular creciente, que desde hace mucho sostiene Bayer, para quitar monumentos y nombres de calles que homenajean a ese genocida de indígenas y de obreros"

Por último, Sánchez, de la Coalición Cívica, hizo lo propio para que, por un lado, se traslade el monumento al ex presidente al parque Julio Argentino Roca, y por otro lado, para cambiar la denominación de la Diagonal Sur por el de Salvador Allende.


Fuente: Agencia Telam 

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DIALOGOS › LA ANTROPOLOGA DIANA LENTON, A PROPOSITO DE UN NUEVO 12 DE OCTUBRE

“El Estado se construyó sobre un genocidio”
Integrante de la Red de Investigaciones en Genocidio y doctora en Antropología, Diana Lenton aporta pruebas del genocidio de los pueblos originarios. Campos de concentración, asesinatos masivos, fusilamientos y niños robados. Roca, el papel del Estado, la sociedad y los intelectuales.

–¿Por qué afirma que el Estado argentino se funda sobre un genocidio?–El Estado moderno constituye una forma de entender las relaciones entre Estado y sociedad, y construye todo un modo político de accionar, una normativa, instituciones que se fundan en el mismo momento que se realiza el genocidio. Y no lo relacionamos sólo porque es contemporáneo al genocidio sino porque esa estructura de Estado requirió que no hubiera más diversidad interna en el Estado. Se anulan los tratados con los indígenas, el Estado se garantizó que no iban a interferir en la constitución de ese Estado. Es lo que se llama genocidio constituyente, son genocidios que dan origen a un Estado.
–Existen sectores que aún niegan que haya sido un genocidio. ¿Qué pruebas dan cuenta de que sí lo fue?–Las ciencias sociales no tienen un concepto analítico acabado. Desde el campo jurídico internacional sí, lo provee Naciones Unidades en 1948 para juzgar los crímenes del nazismo. Esa definición habla de distintos elementos. Es genocidio cuando se puede establecer la intencionalidad de destruir a un pueblo. Otra característica es impedir la reproducción de ese grupo y también el robo de niños, cuando son secuestrados y entregados a familias de grupos dominantes, y se les reemplaza los nombres, porque así se atenta contra la continuidad de ese pueblo porque se le roba la memoria.
–¿Qué hechos concretos hubo?–Matanza de población civil. Algunos tienen la imagen de batallas al estilo romántico de un ejército contra otro. La característica de la campaña de Roca es que está principalmente dirigida a la población civil. Las memorias del comandante Prado dicen claramente que el ataque a las tolderías es para caerles encima a las mujeres y niños que quedaron cuando los hombres no estaban. Estaba planificado así para llevarse el botín, sobre todo el ganado, y las familias porque ésa era la operación que iba a llevar a los indios a rendirse. Son operaciones contra la población civil, donde mueren mujeres y niños, o eran enviados como mano de obra esclava para el trabajo doméstico urbano o para la agroindustria, caña de azúcar y viñedos. También se cumplen otros elementos de genocidio, el someter a la población a condiciones que acarreen daño en su subsistencia, que pueda provocar enfermedad o muerte, y eso implicaron los traslados de la población sometida a campos de concentración.
–Ustedes dan cuenta de que el diario La Nación lo llamó crímenes de lesa humanidad.–Mitre decía que lo que hacía Rudecindo Roca, hermano de Julio Argentino, eran crímenes de lesa humanidad porque se fusilaban prisioneros desarmados y se tomaban prisioneros a mujeres y niños. Para un sector del espectro político no era lo correcto, incluso Mitre, que no era nene de pecho, que tuvo responsabilidad en la guerra del Paraguay con episodios espantosos, sin embargo estaba asombrado, no criticaba que se hiciera la Campaña, sí cuestiona que un gobierno estuviera minando su propia legitimidad al desoír lo que eran avances de la civilización.
–También hubo campos de concentración.–Hubo campos de concentración en Valcheta, Martín García, Chichinales, Rincón del Medio, Malargüe, entre otros. Son todos lugares donde se encierran a las personas prisioneras sin destino fijo. La autoridad militar era la dueña de la vida y muerte de ellos. La idea era de depósito porque iban a ser distribuidos. Eran prisioneros y esclavos. Se recibían pedidos de Tucumán, ingenios, de Misiones, estancias. Llegaban como familias y se los separaba. Hay pruebas de la violencia, cartas entre curas y arzobispos. Había muerte por las condiciones a las que estaban sometidos, ahí está también el genocidio. Y también había suicidios por el trauma social al que estaban sometidos. Los padres sabían que les quitaban a sus hijos, lo veían y decidían matarse. O mujeres que se tiraban al agua con sus hijos. En Valcheta hay documentos donde se describe que no se les daba alimentos y morían de hambre.
–¿Qué documentos existen?–Existe mucha documentación oficial para discutir la historia impuesta. Los archivos oficiales, Archivo General de la Nación, la Armada, los archivos de las provincias. Y archivos privados de personas, de militares que han escrito cartas. También documentos de la Iglesia: de ahí surgen datos de cientos de chicos destinados a Jujuy y Tucumán. Quedan claras las edades de servicio doméstico, chicos desde los 2 o 3 años y hasta los 8. Los adultos que eran destinados al cañaveral y morían con sus familias, eso también es parte del genocidio.
–¿Hay cifras?–El Poder Ejecutivo decía para 1879 que se habían trasladado 10 mil prisioneros de lo que era la frontera, se estaba recién en la zona norte de Patagonia, para trabajar hacia el Norte y Mendoza, industrias, servicios doméstico y Martín García. Para 1883, un informe oficial ya dice que son 20 mil. En el Chaco son cifras mucho mayores.
–¿Por qué la campaña militar al Norte no es tan conocida?–No ha habido una manera sistemática de presentar la historia y menos la historia de los pueblos indígenas. Nos han legado imágenes, hemos aprendido que el Estado o territorio actual se completa con Roca, y él estuvo en el Sur.
–Suele justificarse la violencia con que “hay que situarse en la época”, como si fueran normales esas campañas militares.–Algunos senadores como Aristóbulo del Valle, quizá la voz más clara contra la Campaña, preguntaban cuáles habían sido los resultados de la campaña al Sur y se decía que esos territorios no están incorporados al trabajo. Era el momento que se estaba rifando territorio, como dijeron en esa época observadores militares, no era para los pioneros ni para los agricultores, como se había prometido, sino para latifundistas. Aristóbulo del Valle denunciaba que el hombre había sido esclavizado, la mujer prostituida, los niños utilizados para el trabajo esclavo. No había, decía, ni avance económico ni cívico. Incluso hubo oposición de sectores de las elites.
–Igual se realiza.–Se hace y es un fracaso desde el punto de vista militar. Hacia 1884 lo que consigue el general Victorica, que estaba al frente como ministro de Guerra, es derrotar a los principales jefes, pero no consigue ocupar el territorio. Eso recién pasará hacia 1911. No consigue ocupar porque el Chaco estaba mucho más densamente poblado por pueblos indígenas y con una variedad de pueblos, de lenguas y culturas distintas.
–¿Fue igual de cruenta que la del Sur?–Sí, no sólo fue igual sino que esa operativa de secuestrar chicos, atacar mujeres, se extendió hasta avanzado el siglo XX; aun hoy todas las comunidades tienen recuerdos de los chicos robados por el Ejército.
–¿Cifras?–No las tenemos, estamos trabajando, pero las víctimas superan ampliamente las cifras de la Patagonia. Y hay otros sectores del país donde tampoco se sabe mucho.
–¿Por ejemplo?–Cuyo y la Puna. Estamos comenzando a trabajar lo que fue la Campaña a la Puna, que se conoció como Campaña al Susques, que se da por terminada en 1874, con la batalla de Quera. Aparentemente lo que más hubo fueron fusilamientos masivos que acabaron con la resistencia, lo que se llamó la Pacificación de la Puna, fusilamientos masivos durante 1874 y 1875.
–En Cuyo hubo campos de concentración...–Sí, por la campaña al sur de Mendoza y norte de Neuquén, donde tomaron gran cantidad de familias prisioneras, que fueron utilizadas en la industrias de la vendimia en lo que hoy es Malargüe. La persona que más sabe es Diego Escolar, que vive allá, tiene muy documentado y cuantificado no sólo los prisioneros sino también la cantidad de chicos que eran enviados solos a la vendimia para trabajar para siempre, no iban y venían.
–¿Roca es sólo un símbolo o el responsable?–Roca fue responsable del genocidio. Tuvo posibilidades de otro tipo de política. Hay pruebas de que él se informó con un enviado de su confianza en Estados Unidos para ver cómo funcionaban las reservas. Y estudió también a los franceses en Argelia. Decidió el modelo francés porque decía que el modelo de reservas era muy costoso. Hubo campañas militares anteriores, pero la de Roca fue la más sistemática y que tuvo un objetivo más declaradamente genocida. Hay declaraciones de Roca sobre destruir hasta el último indígena. Su discurso de asunción de la presidencia festeja que no cruza un solo indio la pampa.
–Es conocida la postura de los intelectuales de la derecha sobre Roca y los pueblos originarios. ¿Y la mirada de los intelectuales de izquierda o progresistas?–Hay cierto progresismo que se construyó sobre el paradigma que dio lugar al genocidio y a una noción de la Argentina sin indígenas. A gran parte de los intelectuales no les importan los pueblos originarios. Se ha construido una idea de progresismo que puede ignorar a los pueblos originarios como si no existieran y tenemos una izquierda que ha ignorado las luchas indígenas, por eso todo es mucho más difícil.
–¿Por qué el genocidio sigue pareciendo algo sólo de la dictadura y no también algo que afectó a los pueblos originarios?–Porque cuesta a gran parte de los argentinos considerar la historia de los pueblos indígenas como parte de la historia argentina. Tiene directa relación con asumir si es algo que les pasó y pasa a los argentinos o les pasó y pasa a otros.
–El juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, le agrega el factor de la clase social afectada.–Sin duda tiene que ver la clase social víctima, pero sobre todo hay una mirada racista dentro de lo que es el sentido común argentino. La sociedad argentina es racista respecto de los pueblos originarios. Se piensa que lo que sucede con otras personas no es tan importante, por eso hay dolores que no nos conmueven y otros que sí. Para mucha gente un campo de concentración se define como tal cuando ahí adentro hay gente que se parece a mí, si no, no es un campo de concentración.
–¿De ahí la negación del genocidio?–Tenemos un paradigma donde la palabra “genocidio” se puede aplicar cuando a mí me importa, cuando mi grupo de pertenencia es el afectado. Y la mayor parte de la intelectualidad, de la gente que construye teoría y construye consenso social en estas situaciones, compartimos un sistema cultural de pertenencia. Hasta tanto no podamos siquiera entender el dolor de los otros y sentirlo como el propio, no hay interculturalidad posible. No hay forma de dialogar.
–¿Interpreta continuidades de las campañas militares a fines del siglo XIX y la situación actual de muerte por desnutrición en Chaco, Misiones y Salta, o por represión en Formosa?–Los pueblos originarios son víctimas de un genocidio que aún no terminó. Por eso como Red hablamos de que en la Argentina existe un proceso genocida de los pueblos indígenas porque no le podemos encontrar la fecha de finalización. No sólo el Estado se construye sobre un genocidio sino que también nuestro marco de pensamiento se construye sobre el genocidio, de tal manera que no hemos salido aún de él. El genocidio realizado por el nazismo tiene fecha de finalización. El fin de la guerra, el suicidio de Hitler, los tribunales de Nuremberg. El genocidio de la dictadura tuvo una Conadep, juicios. El genocidio indígena no tiene fecha de finalización y no hay juicios.
–No existió un “Nunca más” para los pueblos originarios.–No hubo fecha de finalización. No hay ni hubo una instancia de reparación. ¿Cuál sería la instancia autorizada si queremos hacer juicios? Porque el Estado es el mismo Estado genocida. La única manera para poder realizar algo similar a los juicios de la dictadura es que también esté integrado por pueblos originarios.
–¿Lo cree posible?–Hoy en día hay un movimiento importante de pueblos originarios que no había hace diez años, y en algún momento se va a dar. No puede ser la misma sociedad genocida la que lleve la acusación; lo que sí puede hacer la misma sociedad genocida es movilizar la posibilidad de generar un cambio interno.
–¿Por qué “sociedad genocida”?–Porque hay procesos que se siguen produciendo. Si bien hay una apertura muy importante para la inclusión de los derechos específicos de los pueblos indígenas dentro de los derechos humanos, la actitud del Estado hoy en día no es la misma que se tenía hace diez años, hay un cambio positivo. Pero cuando esos derechos reconocidos de los pueblos originarios confrontan contra intereses económicos, ya sea del Estado o de particulares, siempre se atenta contra los pueblos originarios.
–¿Por ejemplo?–El Estado sustenta buena parte de su modelo en actividades como la soja, el petróleo y la minería, entonces el derecho indígena se cae. El mismo Estado que habilita a los pueblos originarios a hacer determinados reclamos por otro lado los hace callar con la violencia que sea necesaria cuando está en juego una actividad económica que el Gobierno impulsa.
–¿Cómo se entiende esa contradicción?–Por eso digo que la sociedad no terminó aún de ser genocida con los pueblos originarios. Porque frente a estos dos parámetros en conflicto automáticamente le da la razón al paradigma económico.
–¿La sociedad o el Gobierno?–Van uno con el otro, es un ida y vuelta. El paradigma económico es el que se constituyó junto con el Estado y hoy se desarrolla la continuidad de ese paradigma. Si bien hay espacios de apertura interesantes, cuando confrontan paradigmas el que sale ganador es el paradigma racista, donde tenés derecho a decir lo que quieras, pero si tenés petróleo en tu comunidad el organismo que decide no es el INAI, el Inadi, ni una oficina de interculturalidad, sino la Secretaría de Energía. Y punto, no hay discusión posible.
–Es la economía...–Cuando lo que está en juego son intereses económicos, siempre se atenta contra los derechos indígenas, con leyes que debieran respetarse.
–Las campañas militares tuvieron una matriz económica, una decisión política y una complicidad o al menos una indiferencia de la sociedad. ¿Observa paralelos?–Es muy similar. ¿Cómo se definió el avance económico a fines del siglo XIX? Se decidió por la apertura de nuevos terrenos para la explotación intensiva junto con nuevas tecnologías que tenían que ver con el manejo de la ganadería, alambrados, nuevas técnicas que acompañaban la inclusión de territorios para el mercado exportador. Y ahora estamos viviendo lo mismo, la soja es exactamente eso. La nueva tecnología y la incorporación de nuevos territorios que antes estaban libres, donde había comunidades que podían vivir.
–El petróleo y la minería repiten la misma lógica.–Lo están padeciendo, entre otros, los mapuches en zona de meseta. Cuando las comunidades se habían establecido en la meseta, ese lugar no era objetivo de explotación; ahora sí. Hoy sufren un acoso tremendo e ilegítimo de parte de mineras y petroleras.
–Hay un argumento legitimador que se repite: el progreso.–Sí, hoy es el desarrollo, como una utopía de la sociedad occidental, pero el problema es que se establecen como si fueran características que pudieran tener sólo la sociedad occidental y los otros no, y que además son a costa del vivir de los otros. El problema de este concepto de desarrollo o progreso, hoy encarnada en la política económica extractiva, es que se les da una entidad más importante que la vida y la dignidad humanas. El desarrollo es importante, pero, ¿es tan importante como para avalar que el avance petrolero, minero y sojero ocasione contaminación y muerte? Y, no es casual, siempre ese “progreso” es a costa del “otro”, nunca es a costa del grupo de pertenencia dominante.
–Usted afirma que el genocidio aún no tiene fecha de finalización, mientras los pueblos originarios se organizan y luchan.–Sin dudas, hoy han ganado visibilidad como nunca antes y tiene directa relación con la organización y los conflictos que enfrentan en los territorios. Por eso siento mucho respeto por los dirigentes e intelectuales indígenas, sé que hay diferencias como en cualquier espectro político, pero tengo un gran respeto porque tienen que tener mucha decisión y coraje, ya que están haciendo un trabajo de concientización, de educación política a todo el resto de la sociedad. Ser dirigente indígena sigue siendo profesión de riesgo, sobre todo en algunos provincias, porque es muy probable que vayas preso o te maten por defender el territorio. Nunca hay que olvidar que son pueblos que sufrieron un genocidio, pero se mantienen vivos.

Fuente: Pagina 12

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SUBNOTAS Por Darío Aranda
Desentrañando el racismo
¿POR QUE DIANA LENTON?
Diana Lenton es doctora en Antropología Social por la Universidad de Buenos Aires y docente en la misma universidad. Su tesis doctoral analizó los discursos circulantes entre 1880 y 1970 sobre los pueblos indígenas y el diseño de políticas nacionales al respecto. Es investigadora adjunta del Conicet con un proyecto sobre la emergencia de organizaciones representativas de los pueblos originarios a partir de la década de 1970 y su articulación con otros movimientos sociales. Dirige un proyecto de investigación radicado en el Instituto de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, en el que se integran otros docentes-investigadores, tesistas y becarios sobre la temática. Desde 2005 es cofundadora, junto al historiador Walter Delrio, de la Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, un espacio interdisciplinario de investigación académica y de “transferencia a la sociedad”, con el objetivo de aunar los esfuerzos de antropólogos, sociólogos, historiadores, educadores y comunicadores que trabajan por el esclarecimiento de las modalidades históricas de relación entre el Estado y los pueblos originarios. El colectivo de jóvenes investigadores ha logrado aportar pruebas concretas y documentadas sobre el genocidio ejecutado sobre los pueblos originarios. Su último libro es el indispensable Historia de la crueldad argentina.

Fuente: Pagina 12
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1 comentario:

  1. Gracias Vale Paoz, por compartir en Por la defensa de los pueblos originarios. http://www.facebook.com/groups/83968975202/
    “El Estado se construyó sobre un genocidio” en Pagina 12, excelente articulo de Darío Aranda!!!

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